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Psicóloga, especialista en dolor crónico, enfermedades reumáticas y fibromialgia

Crónicas del coronavirus

Blog

Blog de Milena Gobbo, psicóloga especialista en dolor y enfermedades reumáticas.

Información, ideas y novedades relacionadas con el dolor crónico, con las enfermedades que lo producen (fibromialgia, artritis reumatoide, cáncer, espondiloartropatías, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.) y con los estados emocionales que contribuyen a que se mantenga (depresión, ansiedad, estrés, etc.)

Crónicas del coronavirus

Milena Gobbo

Rosa Eva fue la amiga que sorteó conmigo las turbulentas olas de la adolescencia, esa época en que todo se vive con intensidad, y las emociones se desbordan. Los miedos son atroces, las alegrías son felicidad en estado puro, la curiosidad infinita, las dudas nos crecen en el pecho y queremos al mismo tiempo comernos el mundo y huir de él. Yo admiraba a Eva y me gustaba todo de ella. Su aspecto, su familia, su forma de ser, su risa, sus reflexiones. Y siempre me he considerado afortunada por haber podido tenerla de amiga durante aquella época.

A los 18 perdimos el contacto. Mi vida me llevó a la otra punta de Madrid, me mudé tres veces de casa, en la época en que ambas empezábamos la Universidad. No existían ni los teléfonos móviles ni Internet y cada una siguió su camino. Así que durante años no supimos nada la una de la otra. Hasta que, no hace mucho, volvimos a encontrarnos, y como ocurre con las personas de las que has sido amiga de verdad, sentí que era como si nos hubiéramos visto ayer. Nuestra conversación fluía suavemente, sin estridencia, con facilidad pasmosa y auténtica alegría. Me gustó saber que las dos hemos estudiado Psicología. 

Hace poco, también, las compañeras de clase de nuestro colegio iniciaron un grupo de WhatsApp en el que “reencontrarnos” todas virtualmente. Este grupo es una auténtica locura, y a nada que te despistes cuando vas a mirarlo hay más de 300 mensajes. En ese chat hay de todo. Risas y humor. Recuerdos. Quejas. Se comparte arte, canciones, nostalgia, fotos, versos, manualidades, recetas de cocina… vida. Se ha convertido, no me cabe duda, en un gran apoyo mutuo para muchas de sus integrantes. No siempre puedo leer todo lo que ponen y yo aporto muy poco, pero siempre encuentro alguna perla en medio del caos. Ayer al echar un vistazo me quedé impresionada. 

Eva ha estado dibujando sus “Crónicas de Coronavirus”. Una serie de dibujos que ha ido compartiendo en el grupo. Mirándolos mil emociones corren por mis venas. La llamo. Ella no le da importancia (así es ella, con la grandeza de los humildes). “Son apuntes que hago para desahogarme. Sólo los he compartido con vosotras.” Me bullen las ideas y las emociones. Quiero usarlos. Quiero compartirlos. Quiero que todo el mundo los vea. Le pido permiso. Me lo da.

Estas con las Crónicas del Coronavirus. La forma en que un artista plasma las emociones que todos en mayor o menos medida tenemos dentro. Los dibujos son de Eva, los textos que acompañan a cada ilustración, son míos. 

 

MIEDO

1. EL MIEDO

Parodiando a Goya, nuestro nuevo monstruo, el COVID19, entra en escena. Estos virus reconocibles, con sus coronas características se cuelan en nuestra vida por primera vez. El miedo nos acecha, sabemos el peligro, nuestra razón no quiere verlo, escondemos la cabeza. Miedo, miedo, miedo.

VULNERABILIDAD

2. VULNERABILIDAD

De repente nos sentimos vulnerables. Indefensos y desnudos con sólo una pared fina de cristal para protegernos de las bombas que caen sobre nosotros. Frágiles. Impotentes.

SOLIDARIDAD

3. SOLIDARIDAD

Hay que coserse la boca. Sellar la sonrisa, las palabras, los besos. No queremos hacerlo. Pero tenemos que hacerlo. Hay que aprender a vivir silenciosos y distantes. Aprender a sonreír con la mirada, a comunicar con el movimiento, a besarnos en el espacio. Entender que esta vez cosernos la boca no es sinónimo de restarnos la libertad de expresarnos, sino la única manera de expresar la solidaridad. De pensar en el otro. De quererle.

CONFINAMIENTO

4. CONFINAMIENTO

A veces uno no le ve el sentido a lo que ocurre. ¿Es esto lo mejor? ¿de verdad tiene sentido? La palabra angustia, con todas las acepciones que incluye el diccionario de la RAE se comprime en una jaula. Aflicción, congoja, ansiedad, temor opresivo sin causa precisa, aprieto, situación apurada, dolor, sufrimiento, náuseas, estrechez de lugar y de tiempo, sensación de opresión en la caja torácica…  

5. LA CASA SE ME CAE ENCIMA 

Nuestro hogar, nuestro refugio, ese sitio que hemos acondicionado para que nos sirva de remanso de paz y tranquilidad de repente nos pesa sobre la espalda. Porque no es un sitio al que volvemos. Es un sitio del que no podemos salir. La atención como una lupa agiganta las cosas y sentimos el peso de no poder salir de las cuatro pareces. Ya no nos contienen. Nos aplastan.

HIPERVIGILANCIA

6. HIPERVIGILANCIA

Nuestra atención vigila. Se convierte en una lupa que agranda cada tos, cada ola de calor que nos arrebola el rostro, aunque sea por hacer el amor, sentarse al lado de la calefacción, o cocinar, cada molestia, cada suspiro, cada pulsión de la sangre en las sienes. Cualquier síntoma que sería inocuo como un pajarillo se transforma en un buitre esperando a devorarnos. 

NO CRECEN EN LOS ÁRBOLES

7. NO CRECEN EN LOS ÁRBOLES

Tristeza y desesperación. No hay suficientes camas, suficientes sanitarios, suficientes mascarillas, suficientes respiradores, suficientes test de detección, suficientes ambulancias, suficientes tanatorios, suficientes medidas políticas, suficientes recursos económicos, suficiente espacio en el papel para enumerar todo lo que no hay.  Por desgracia, no crecen en los árboles. No.

MI VIA DE ESCAPE

8. ESCAPAR

Al final aprendemos a abrir las paredes. A escapar. Paseamos al perro. Hacemos la compra. Volamos con la imaginación. Abrimos ventanas a la calle y ventanas al espacio digital. Aflojamos la presión. Lo necesitamos.

LOS APLAUSOS

9. LOS APLAUSOS

A las 20:00 hay ruido en la calle. Aplausos. De lado a lado recorre la ciudad el sonido del agradecimiento. Y de su mano (de esas manos) llega el sonido de la vecindad. Los gritos de unión. “Viva Madrid”, “viva España”, “viva el mundo entero”. Llega con ellos la sensación de pertenencia, de no estar solo. “¡Vamos vecinos! ¡Más fuerte!” grita un vozarrón a diario por encima de mi cabeza. No le conozco. No sé quién es. Pero me gusta escucharle. Es algo más que dar las gracias, es sentir que cada uno está dispuesto a aportar lo que pueda. 

LA ESPERANZA 1

LA ESPERANZA 2

10. LA ESPERANZA.

La esperanza se abre camino. De la mano de la ciencia. LA CIENCIA. Con todos sus defectos, con todas sus limitaciones, con sus errores y rectificaciones, pero también con todo su poder, con toda su inteligencia, con todo su valor, se pone en marcha. Sabemos que podemos. Llegará. Vamos. Es cuestión de tiempo. Aguantemos un poco más. La vacuna llegará.

LA ESPERANZA ECHA RAÍCES

11. LA ESPERANZA ECHA RAÍCES

Al final la esperanza echa raíces. Arraiga en nosotros y nos cura. Nos hace florecer. Será ella quien nos mantenga arriba los corazones (y los pulmones).

Sé que este post no se parece en nada a los que habitualmente escribo. No es nada profesional. Pero sentía la necesidad de escribirlo. No estamos en tiempos normales. Así que me permito no escribir un post normal.